APRECIADOS ESTUDIANTES:
Las actividades que están al final del texto deben copiarlas en su cuaderno (Pregunta y respuesta)
No deben copiar toda la información (El contexto en su cuaderno) sólo desarrollar las preguntas.
En el transcurso de la semana enviar su cuaderno con su representante para evaluar, por favor desarrollen todas las actividades.
Próximamente publicaré un texto para otra evaluación, ésta puede ser individual o en parejas, bueno sus instrucciones serán publicadas oportunamente.
Feliz día y cuídense mucho.... ahh por favor recuérdenle a sus representantes el pago de la mensualidad, de antemano Dios les pague.
Teresa Rincón.
RUBÉN
DARÍO
CONTEXTO
HISTÓRICO LITERARIO.
Su
verdadero nombre es Félix Rubén García
Sarmiento, nació en Nicaragua, Metapa,
hoy Ciudad Darío, Matagalpa el 18 de enero de 1867 y murió en la ciudad de
León el 6 de febrero de 1916, fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante del modernismo literario en lengua
española. Es, posiblemente, el poeta que ha
tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico. Es llamado príncipe
de las letras castellanas.
Fue el primer hijo de Manuel García
y Rosa Sarmiento, quienes se habían casado en León en 1866, tras conseguir las dispensas eclesiásticas necesarias, pues
se trataba de primos segundos. Sin embargo, la conducta de Manuel, aficionado
en exceso al alcohol y a las mujeres, hizo que Rosa, ya embarazada,
tomara la decisión de abandonar el hogar conyugal y refugiarse en la ciudad de
Metapa, en la que dio a luz a su hijo, Félix Rubén. El matrimonio terminaría por
reconciliarse, e incluso Rosa llegó a dar a luz a otra hija de Manuel, Cándida
Rosa, quien murió a los pocos días. La relación se volvió a deteriorar y Rosa
abandonó a su marido para ir a vivir con su hijo en casa de una tía suya,
Bernarda Sarmiento, que vivía con su esposo, el coronel Félix Ramírez Madregil,
en la misma ciudad de León. Rosa Sarmiento conoció poco después a otro hombre,
y estableció con él su residencia en San
Marcos de Colón, en el departamento de Choluteca, en Honduras.
La niñez de Rubén Darío transcurrió en la ciudad de
León, criado por sus tíos abuelos Félix y Bernarda, a quienes consideró en su
infancia sus verdaderos padres (de hecho, durante sus primeros años firmaba sus
trabajos escolares como Félix Rubén Ramírez). Apenas tuvo contacto con su
madre, que residía en Honduras, y con su padre, a quien llamaba "tío
Manuel".
Se dice que aprendió a leer desde muy niño –tres
años de edad- Entre los primeros libros que menciona haber leído están el Quijote, las obras de Moratín, Las mil y una noches, la Biblia, los Oficios de Cicerón, y la Corina (Corinne) de Madame de Staël.
Pronto empezó también a escribir sus primeros
versos: se conserva un soneto escrito por él en 1879, y publicó
por primera vez en un periódico poco después de cumplir los trece años: se
trata de la elegía Una
lágrima,
que apareció en el diario El Termómetro, de la ciudad de Rivas, el 26 de julio de 1880. Poco después colaboró
también en El Ensayo, revista literaria de León,
y alcanzó fama como "poeta niño". En estos primeros versos, según
Teodosio Fernández, sus
influencias predominantes eran los poetas españoles de la época Zorrilla, Campoamor, Núñez de Arce y Ventura de la Vega. Más
adelante, sin embargo, se interesó mucho por la obra de Víctor Hugo, que
tendría una influencia determinante en su labor poética.
Sus obras de esta época muestran también la impronta
del pensamiento liberal, hostil a la excesiva influencia
de la Iglesia católica, como
es el caso su composición El jesuita, de 1881. En cuanto a su actitud
política, su influencia más destacada fue el ecuatoriano
Juan, a quien imitó deliberadamente en sus primeros artículos periodísticos. Ya en esta época (contaba catorce
años) proyectó publicar un primer libro, Poesías
y artículos en prosa, que no vería la luz hasta el cincuentenario de su
muerte. Poseía una superdotada memoria, gozaba de una creatividad y retentiva
genial, y era invitado con frecuencia a recitar poesía en reuniones sociales y
actos públicos.
Se trasladó a Managua,
capital del país, a instancias de algunos políticos liberales que habían
concebido la idea de que, dadas sus dotes poéticas, debería educarse en Europa a costa del erario público. No
obstante, el tono anticlerical de sus versos no convenció al
presidente del Congreso, el conservador Pedro Joaquín Chamorro y Alfaro,
y se resolvió que estudiaría en la ciudad nicaragüense de Granada. Rubén, sin embargo, prefirió quedarse
en Managua, donde continuó su actividad periodística, colaborando con los
diarios El Ferrocarril y El
Porvenir de Nicaragua. Poco después, en agosto de 1882, se embarcaba en
el puerto de Corinto, hacia El Salvador.
En El Salvador,
el joven Darío fue presentado por el poeta Joaquín Méndez al presidente de la
república, Rafael Zaldívar, quien lo acogió bajo su
protección. Allí conoció al poeta salvadoreño Francisco
Gavidia, gran conocedor de la poesía francesa. Bajo sus auspicios,
Darío intentó por primera vez adaptar el verso
alejandrino francés a
la métrica castellana. El uso del
verso alejandrino se convertiría después en un rasgo distintivo no sólo de la
obra de Darío, sino de toda la poesía modernista. Aunque en El Salvador gozó de bastante celebridad y llevó
una intensa vida social, participando en festejos como la conmemoración del
centenario de Bolívar, que abrió con la recitación de un
poema suyo, más tarde las cosas comenzaron a empeorar: pasó penalidades
económicas y enfermó de viruela, por lo cual en octubre de 1883, todavía
convaleciente, regresó a su país natal.
Tras su regreso, residió brevemente en León y
después en Granada, pero finalmente se trasladó de nuevo a Managua, donde
encontró trabajo en la Biblioteca
Nacional, y reanudó sus amoríos con Rosario Murillo. En mayo de 1884 fue condenado por vagancia a la pena
de ocho días de obra pública, aunque logró eludir el cumplimiento de la
condena. Por entonces continuaba experimentando con nuevas formas poéticas, e
incluso llegó a tener un libro listo para su impresión, que iba a titularse Epístolas
y poemas. Este segundo libro tampoco llegó a publicarse: habría de
esperar hasta 1888, en que apareció por
fin con el título de Primeras notas. Probó suerte también
con el teatro, y llegó a estrenar una obra,
titulada Cada oveja..., que tuvo cierto éxito, pero que hoy se ha
perdido. No obstante, encontraba insatisfactoria la vida en Managua y,
aconsejado por el salvadoreño Juan José Cañas, optó por embarcarse
para Chile, hacia donde partió
el 5 de junio de1886.
En Chile, gracias a recomendaciones obtenidas
en Managua, recibió la protección de Eduardo Poirier y del poeta Eduardo de la Barra. A medias con Poirier
escribió una novela de tipo sentimental, titulada Emelina,
con el objeto de participar en un concurso literario que la novela no llegó a
ganar. Gracias a la amistad de Poirier, Darío encontró trabajo en el diario La
Época, de Santiago desde julio de 1886.
En su etapa chilena, Darío vivió en
condiciones muy precarias, y tuvo además que soportar continuas humillaciones
por parte de la aristocracia del país, que lo despreciaba por su
escaso refinamiento. No obstante, llegó a hacer algunas amistades, como el hijo
del entonces presidente de la República, el poeta Pedro
Balmaceda Toro. Gracias al apoyo de éste y de otro amigo, Manuel
Rodríguez Mendoza, a quien el libro está dedicado, logró Darío publicar su
primer libro de poemas, Abrojos, que apareció en marzo de 1887. Entre febrero y
septiembre de 1887, Darío residió en Valparaíso,
donde participó en varios certámenes literarios. De regreso en la capital,
encontró trabajo en el diario El Heraldo, con el que colaboró entre
febrero y abril de 1888. En el mes de julio, apareció en Valparaíso, gracias a
la ayuda de sus amigos Eduardo Poirier y Eduardo de la Barra, Azul..., el libro clave de la recién iniciada
revolución literaria modernista. Azul... recopilaba una serie de poemas y de
textos en prosa que ya habían aparecido en la prensa chilena entre diciembre de
1886 y junio de 1888. El libro no tuvo un éxito inmediato, pero fue muy bien
acogido por el influyente novelista y crítico literario español Juan Valera,
quien publicó en el diario madrileño El Imparcial, en octubre de 1888, dos
cartas dirigidas a Rubén Darío, en las cuales, aunque reprochaba a Darío sus
excesivas influencias francesas (su "galicismo mental", según la
expresión utilizada por Valera), reconocía en él a "un prosista y un poeta
de talento". Fueron estas cartas de Valera, luego divulgadas en la prensa
chilena y de otros países, las que consagraron definitivamente la fama de
Darío.
Para la formación poética de Rubén Darío fue
determinante la influencia de la poesía francesa. En primer lugar, los románticos,
y muy especialmente Víctor Hugo.
Más adelante, y con carácter decisivo, llega la influencia de los parnasianos: Théophile Gautier, Leconte de
Lisle, Catulle
Mendès y José María de Heredia. Y, por último, lo
que termina por definir la estética dariana es su admiración por los simbolistas,
y entre ellos, por encima de cualquier otro autor, Paul Verlaine. Recapitulando su trayectoria poética
en el poema inicial de Cantos de vida y esperanza (1905).
Muy ilustrativo para conocer los gustos
literarios de Darío resulta el volumen Los raros, que publicó el mismo año
que Prosas profanas, dedicado a glosar brevemente a algunos
escritores e intelectuales hacía los que sentía una profunda admiración. Entre
los seleccionados están Edgar Allan
Poe, Villiers de l'Isle Adam, Léon Bloy, Paul Verlaine, Lautréamont, Eugénio de Castro y José Martí .
Antes
de Azul... Darío
escribió tres libros y gran número de poemas sueltos, que constituyen lo que se
ha dado en denominar su "prehistoria literaria". Los libros son Epístolas
y poemas (escrito en 1885,
pero no publicado hasta 1888, con el título de Primeras
notas), Rimas (1887) y Abrojos (1887).
En Abrojos, publicado ya en Chile, la
influencia más acusada es la del español Ramón de Campoamor. En cuanto a Rimas, publicado también en Chile y
en el mismo año, fue escrito para un concurso de composiciones a imitación de
las Rimas de Bécquer, por lo que no es extraño que su
tono intimista sea muy similar al de las composiciones del poeta sevillano.
La etapa de plenitud del Modernismo y de la
obra poética dariana la marca el libro Prosas
profanas y otros poemas, colección de poemas en las que la presencia
de lo erótico es más importante, y del que no está ausente la preocupación por
temas esotéricos (como en el largo poema "Coloquio de los
centauros"). En este libro está ya toda la imaginería exótica propia de la
poética dariana: la Francia del siglo XVIII, la Italia y la España medievales, la
mitología griega, etc.
En 1905, Darío publicó Cantos de
vida y esperanza, que anuncia una línea más intimista y reflexiva
dentro de su producción, sin renunciar a los temas que se han convertido en
señas de identidad del Modernismo.
Su obra supuso una auténtica revolución en la
métrica castellana. Junto a los metros tradicionales basados en el octosílabo y
el endecasílabo, Darío empleó
profusamente versos apenas empleados con anterioridad, o
ya en desuso, como el eneasílabo, el dodecasílabo y el alejandrino,
enriqueciendo la poesía en lengua castellana con
nuevas posibilidades rítmicas.
El símbolo más característico de la poesía de
Darío es el cisne, identificado con el
Modernismo hasta el punto de que cuando el poeta mexicano Enrique González Martínez quiso derogar esta estética lo hizo
con un poema en el que exhortaba a "torcerle el cuello al cisne". La presencia del cisne es obsesiva en
la obra de Darío, desde Prosas profanas, donde el autor le
dedica los poemas "Blasón" y "El cisne",
hasta Cantos de vida y esperanza, una de cuyas secciones se titula
también "Los cisnes". Salinas explica la connotación erótica del
cisne, en relación con el mito, al que Darío se refiere en varias ocasiones, de Júpiter y Leda. Sin
embargo, se trata de un símbolo ambivalente, que en ocasiones funciona como
emblema de la belleza y otras simboliza al propio poeta.
El cisne no es el único símbolo que aparece
en la poesía de Rubén Darío. El centauro,
en poemas como el "Coloquio de los centauros", en Prosas
profanas, expresa la dualidad alma-cuerpo a través de su naturaleza
medio humana medio animal. Gran contenido simbólico tienen también su poesía
imágenes espaciales, como los parques y jardines, imagen de la vida interior
del poeta, y la torre, símbolo de su aislamiento en un mundo hostil. Se han
estudiado en su poesía otros muchos símbolos, como el color azul, la mariposa o el pavo real.
ACTIVIDAD:
1.- Datos biográficos (nace y
muere)
2.- Datos relacionados con su
infancia.
3.- Pseudónimo.
4.- Movimiento literario al que
pertenece.
5.- Precocidad intelectual y obras que lee.
6.- Primer poema.
7.- Diarios en los que
participó.
8.- Poetas españoles que
influenciaron su obra.
9.- Uso del verso alejandrino e
importancia del mismo.
10.- Obra teatral.
11.- Nombre de su novela
sentimental.
12.- Primer libro de poemas.
13.- Nombre del libro con el
cual comienza la revolución literaria modernista.
14.- Poetas que influyeron en
su formación poética.
15.- Obras que constituyen su
prehistoria literaria.
16.- Obra que constituye la
etapa de plenitud del poeta.
17.- Métrica de sus poemas.
18.- Símbolos utilizados en sus
obras.
19.- Otras obras.
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